Desbordadas aun por una vorágine de emociones, remembranzas, abrazos, reconocimientos y con una resaca mental que, habiéndonos trasladado cuarenta y un años atrás, se resiste al regreso a la actualidad, nos hemos despertado del sueño, hoy, todas las que ayer tuvimos la suerte de reencontrarnos en un espacio mágico, casi irreal.
Supimos las unas de las otras, y no tan solo recuperamos lazos antiquísimos que parecían desaguados, sino que establecimos nuevos con aquellas que tal vez en esa etapa pre-adolescentes no tuvimos la ocasión de conectar.
Hicimos una ruta nostálgica por la escuela, que nos inició en el arte de vivir, e invadiendo un lugar que ya no nos corresponde, nos apropiamos de él como si del ayer se tratara. Fotografías en cascada, escalada por aquellos recodos que antaño subíamos de par en par, e incluso a base de empujones juguetones, ayer volvíamos a recorrerlos con más o menos dificultades…
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