Publicado anteriormente en marzo del 2018
El transhumanismo como doctrina que pretende disolver las divergencias entre lo natural y lo artificial, no es más que la manifestación de una voluntad de dominio sin fronteras, una excrecencia nihilista que habiendo perdido todo horizonte, encarna la versión más degradada de lo que Nietzsche consideró contrario a la vida y, por ende, inaceptable. Sería un escarnio a la crítica nietzscheana de la cultura occidental insinuar, tan solo, que el filósofo que desmanteló las falsas “verdades” que legitimaban la modernidad, sancionaría positivamente un proceso que quiere concluir en la figura del posthumano. Sin lazos, ni puentes con el superhombre que voceó Zaratustra.
Brillante decapitación filosófica! Disculpa, Ana en lo personal creo que estamos iniciando desde su fuente antropológica, ya el posthumanismo, evidenciando que el ser humano en la actualidad el ser humano va transitando ese camino de no retorno, de dejar de SER. Un cálido saludo.
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Pues sí, de acuerdo…. Somos una especie de la que debería haber prescindido el universo
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Totalmente de acuerdo contigo; Ana. Un cálido saludo,
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