¿Y si los científicos y humanistas se rebelaran?

Un comentario

Una de las críticas que recibió el escepticismo originario fue que caía en contradicción, ya que su juicio “no hay verdad” implícitamente ya constituye una verdad. Estos juegos lógicos pueden resultar eficaces, pero más allá de aparentar desmontar la posición del contrario, no llevan de facto a ninguna aportación relevante.

Rebuscar resquicios mediante el lenguaje y la lógica para cuestionar una determinada visión del mundo, es lo más semejante a lo que hoy podríamos denominar un juego de estrategia en el que el fin es ganar al otro. Mas, lo significativo, cuando estamos indagando sobre cuestiones sustanciales para los humanos, no debe ser quién acaba con el pie presionando el cuerpo del contrario en tierra. Reitero que es una actitud pueril que lo último que pretende es escudriñar qué podemos sostener con fundamento y qué no, sobre nosotros y el mundo.

Entiendo que los grandes filósofos han descendido a las raíces en busca del fundamento de concepciones del mundo y el hombre, que les parecían poco sostenibles, antes de entrar en retóricas baratas para desparramar las visiones de otros pensadores. Un ejemplo que acude a mi mente sería como Kant valiéndose de las aportaciones, que él mismo le reconoce, de Hume realizó una revisión crítica profunda sobre cómo y en qué condiciones era posible para el humano conocer el mundo. Agradece a su predecesor haberlo despertado del sueño dogmático racionalista, para adentrarse en cómo es posible el proceso cognoscitivo y cuáles son sus límites, además de la validez que tiene en sí mismo.

Lo expuesto me permite hacer un llamamiento a los filósofos, a su honestidad y su generosidad, así como a los mismos científicos. Lo decisivo para la humanidad no es quién se lleve el gato al agua, sino cómo mediante un auténtico diálogo interdisciplinar nos puede llevar a dar respuestas válidas a los problemas más acuciantes de la humanidad, hoy. Estos problemas tienen que ver menos con batallas teóricas que con soluciones viables que de hecho mejoren la vida de muchos individuos que se encuentran en el límite, en muchos sentidos.

Si no se produce un cambio de actitud en todos los que se dedican a la filosofía, las humanidades y las ciencias y la tecnología, es decir, a todos los que producen conocimiento para resolver lo urgente e imprescindible que, de entrada, salve vidas, cualquier intento aislado será un fracaso desolador. De la misma manera que se suele hablar de revoluciones sociales, yo apelaría a una revolución de intelectuales – en el sentido amplio- para lograr que ninguno se halle bajo el yugo de quien posee el poder económico y busque esas verdades que le lucrarán. La revuelta de los intelectuales sería un hito en la historia, si estos se niegan a utilizar su saber al servicio del mejor postor y, por el contrario, cooperando unos con otros aceptan solo la financiación de quien quiere, realmente, hallar respuestas a situaciones límite que acabarán con la vida de millones de personas -pandemias, epidemias, hambre, falta de infraestructuras, pobreza absoluta-

Obviamente, esto debe ser una acción colectiva de la que nadie se desmarque. Difícil sí; imposible no. Pero si empezáramos a contar también con el apoyo de las élites intelectuales que dejasen de lucrarse por usar sus conocimientos en aquello que interesa al mercado, las posibilidades de modificar estructuras de poder, a fin de lograr una generalización de las condiciones de existencia mínimas para todos, serían cada vez más sólidas. De lo contrario será un residuo utópico más.

Desde aquí apelo a la conciencia de los que están situados en lugares estratégicos, para que lideren una negativa a determinadas prácticas e impongan condiciones éticas a su labor, sin la cual el dinero por sí solo carece de valor.

Es una responsabilidad cívica, cosmopolita, humana el poner al servicio del interés general de la población las prácticas que intelectuales de todos los ámbitos del conocimiento llevan a cabo. Hay que zafarse de lo coyuntural, para que prevalga lo sustantivo y, por una vez, la decencia sea quien pisotee el cuerpo del usurero.

A veces, la rabia y la impotencia nos conduce a desahogarnos con discursos algo utópicos; pero creo que posibles, si no fuera porque la mayoría de nosotros está ya muy podrido internamente.

Singular: 1 comentario en “¿Y si los científicos y humanistas se rebelaran?”

  1. Desde lo humano y para lo humano, no debemos perdernos ante las falsas verdades, opiniones y engaños que nos venden para separarnos, para mantenernos enfrentados, cada quien desde su trinchera lo hemos intentado, fracasado y lo seguiremos intentando, pues nada de lo humano no es ajeno y antes caer intentándolo que dejarnos vencer…Besos al vacío desde el vacío

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