Texto revisado, publicado en setiembre de 2016
¡Qué pelmazos somos! Regurgitamos cuatro ideas que vamos obsesivamente alternando, como si la mente no tuviera capacidad de digerir más. ¿Será consecuencia de nuestra pobreza cultural –en parte sí-, del carrusel monotemático en el que estamos inmersos, del sometimiento social que tan suavemente nos acalla, de la fragilidad ante el dolor, del cansancio del esfuerzo? O, simplemente, individuos abúlicos sin voluntad, ni pasión rebelde, conformados con esta posición casi inerte.
Acabamos refugiándonos en la caverna de las sombras para vivir de imágenes difusas y no saber. Para poder reposar la espalda en el muro de las lamentaciones junto a otros encadenados y fundirnos en la ceguera colectiva. Vivimos entre ensoñaciones de las que no deseamos despertar, porque hay cansancios que exigen la muerte, no basta con yacer en horizontal.
Nos volvemos remisos a asumir determinaciones que expandan nuestra perspectiva y ahonden en la amplitud de la existencia. El mundo parece habernos sorbido de placer, hemos devenido partículas licuadas e inocuas en un inhóspito medio. Hemos fracasado por ser solo reacción. La pérdida de iniciativa y pasión nos ha desintegrado en el mundo.
Peur de la glace que le miroir transporte alors que le climat fait fondre à la réchauffe ?
En s’égarant à travers le monde en communiquant avec des inconnus, l’homme ne sent plus la chaleur de son voisin de palier…
J’aime cette réflexion effrayante, dans ce qu’elle tire d’alarme, Ana…
Je t’embrasse chaud.
Alain
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Esa frialdad nos ha perforado y nos está aniquilando…somos víctimas y verdugos de ella. Saludos
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