Texto revisado, publicado en setiembre de 2016 ¡Qué pelmazos somos! Regurgitamos cuatro ideas que vamos obsesivamente alternando, como si la mente no tuviera capacidad de digerir más. ¿Será consecuencia de nuestra pobreza cultural –en parte sí-, del carrusel monotemático en el que estamos inmersos, del sometimiento social que tan suavemente nos acalla, de la fragilidad
Etiqueta: decadencia
Abrumados por una cultura decadente, sibilinamente violenta y cruel, por cuya elasticidad se despliega en senderos contrapuestos, siempre en lucha y con un vencedor de antemano conocido, desistimos y nos desvanecemos de impotencia. Sin embargo, no estamos legitimados a ser sujetos pasivos por incapacidad, porque toda actitud deviene una omisión o una acción de la
Prever el advenimiento de tiempos peores ha sido juzgado como propio de pájaro de mal agüero. Aunque, actualmente sería prudente revisar el calificativo de quienes otean el horizonte y no auguran más que una decadencia empicada. Quizás no sean más que realistas honestos.
Todo proceso vívido padece fases espasmódicas que exigen, casi, el retorno al punto de partida. Ahí, en ese súbito cúmulo de tribulaciones, surgen los héroes internos que surfean entre las contracciones musculares para erigirse y empoderarse de sí mismo, aunque todo se muestre fluctuante. Lo vívido es el motivo necesario para no decaer.