¡Alerta! contacto estrecho de covid19

Se había entregado a la cómoda concavidad del sofá, exhausto de un día más de satisfacer las exigencias de una sociedad que no era capaz de garantizarle un futuro, a pesar de ser un excelente cumplidor de cuanto se le imponía como necesario para hallar un lugar en el mundo. Sin embargo, como la paz es algo ínfimo y muy transitorio, sonó el WhatsApp, insistentemente: contacto de covid19 positivo esperar instrucciones. ¡Suerte que se había vacunado! -se consolaba a sí mismo-

Las susodichas instrucciones no llegaron, y afrontó la noche con la congoja de la incertidumbre que ya le había estrechado hasta la laringe. Una vez más, el día que amanecería era una página en blanco, a la espera de los protocolos de turno que cada vez se le antojaban más arbitrarios. ¿Le haría la sanidad pública una prueba o le obligaría a confinarse sin más? ¿Se perdería el examen para el que llevaba dos meses estudiando? ¿Tenía que acudir a su puesto de trabajo o al centro de asistencia primaria?

Como una novela de misterio similar a la historia interminable, no tenía más remedio que esperar. Y, lo peor, es que no sabía si lo que obtendría sería un silencio sanitario más, confinamientos preventivos que arrasan con la cotidianidad de una vida que nunca se acostumbrará a que la descuajeringuen inesperadamente…¡Qué nada más angustiante!

Quizás, no era capaz de valorar el privilegio de pertenecer a los países más ricos, ya que los menos afortunados estaban recibiendo vacunas a punto de caducar, y la logística insuficiente les obligaba a tirar una gran parte de las migajas que les llegaban. No sabía la fortuna que tenía de que su incertidumbre consistiera en eso, sin menospreciar que las cosas habían llegado a agotar la capacidad de resistencia mental de muchos.