En el inicio de una pandemia que no podíamos -los ciudadanos de a pie- imaginar, el existir ya era un acontecer problemático. Todo lo que sobrevino después, hizo temblar las condiciones de posibilidad de la existencia; entonces ya no urgía tanto su sentido como el mantenerla por instinto. Sin embargo, prolongándose la situación en el tiempo, más de lo previsto, al esfuerzo de sustentar la existencia se tornó inherente su sentido.
La cruda existencia nos vuelve vulnerables: desprendidos de lugar propio, devenimos víctimas golosas de pasiones desatadas, desnudas de convenciones que nos arrostran, someten y deslumbran.
Solo, cuando la voracidad del impulso que busca satisfacción como lenitivo benéfico para soportar lo absurdo, que se encarniza en lo más rastreramente cotidiano, se va desvaneciendo, retomamos un cierto sentido de la realidad.
Entonces despertamos de un sueño maligno, por engañoso, y nos hallamos en disposición de discernir entre la seducción de la necesidad inmediata y lo que auténticamente hemos gestado con amor, y por ello dolor y sufrimiento. Nos identificamos con un pasado y un presente propios, y huelga valorar si apropiados, en los que resurgen los vínculos auténticos que han contribuido a ser quienes somos.
Todos somos verdugos y víctimas de un acontecer azaroso que nos sentencia a la desesperación. Ahí, es precisamente donde la fortaleza y la voluntad deben reivindicar su querer, aunque sea pantanosamente por habernos hundido ocasionalmente hasta la nuez.
La resultante de esta lid existencial será el baremo que nos permitirá dirimir si la existencia se ha deslavazado aun más, o si por el contrario hemos dado con la trama significativa de lo que implica vivir.
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Publicado por Ana de Lacalle
Escritora
alacallefilosofiadelreconocimiento.com
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Ici l’orgasme se met à parler à voix-haute et délivre le monologue né du duo…
Jouissif Ana, merci…
Alain
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la pandemia y sus consecuencias nos mostraron nuestra fragilidad y vulnerabilidad ante una emergencia sanitaria mundial…nosotros que no creíamos invulnerables gracias a nuestra tecnología…(¿Otra vez? Ya dejen en paz el tema mis amargositos filósofos…Ya salimos de ese «incidente» volvamos a gozar la vida, a gastar dinero y dejarnos llevar…nadie se acuerda de nada ¿capisce?…Mi otro Yo alabando las ventajas de poseer una memoria a corto plazo…)
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