LA APOROFOBIA ES UNA XENOFOBIA REPRIMIDA.

Un comentario

La pobreza es un lugar impuesto socialmente a determinados individuos que implica su expulsión social, económica y política. El intento de categorizar universalmente qué es ser pobre supone no perder de vista la diversidad de peculiaridades que dicho concepto presenta fenoménicamente. Es decir, según los lugares, cultura e historia del territorio del objeto conceptualizado se hace necesaria una contextualización del ser pobre.

Aunque es cierto que de forma genérica podemos denominar pobre a aquel que no posee los recursos necesarios para la subsistencia, también, lo es, que unas condiciones que en Europa pueden ser consideradas de pobreza, en otros países pueden no ser calificadas así, ya que esos recursos los palia el Estado con subsidios, pensiones, etc. Comparativamente no deja de ser una situación privilegiada que en ciertos países los pobres reciban subsidios que compensen su carencia de recursos y puedan comer, escolarizar a los niños, disponer de atención médica, …No obstante, no dejan de ser considerados pobres en el sentido de que por sí mismos, autónomamente no pueden subsistir.

En los países más ricos, debido a los flujos migratorios intensificados durante la segunda mitad del siglo XX e inicios del XXI, se da la circunstancia de que la pobreza se ceba con los inmigrantes que, además, mayoritariamente son de otras etnias. Así, pueden llegar a convivir dos actitudes: la de los ciudadanos solidarios que, por conciencia de la injusticia de la que son víctimas esas personas, aportan recursos y tiempo para facilitar la integración de los recién llegados. Mas, debido a que muchos de ellos se encuentran en circunstancias extremas de pobreza se puede tender a identificar, y esta sería una segunda actitud, inmigración con delincuencia.

En este contexto debe entenderse que Adela Cortina hace años acuñara el término de aporofobia. Su planteamiento era que cuando los inmigrantes eran jeques acaudalados o japoneses inversores, su etnia y su sitio en el país receptor -España, en este caso- eran considerados de manera bien diferente. De ahí que, la filósofa matizara con ese término que la fobia no era al extranjero, que el rechazo no era xenofobia, sino lo que ella denominó miedo o rechazo al pobre, ya que esas mismas personas si hubiesen tenido dinero, formación, etc….no se hubiesen visto sometidos al rechazo social que una parte de la población ejercía.

Lo que quizás no tuvo en cuenta Cortina es que no todos los ciudadanos tienen la misma actitud ni hacia personas de otras razas, ni a los pobres. Seguramente, lo que sucede es que ante el rico o pudiente minimizan su raza por el beneficio económico que pueden obtener, precisamente esas personas que cuando se trata de pobres de otras razas los rechazan.

Sería muy injusto categorizar de la misma manera la actitud de todos, al igual que el umbral de pobreza depende del contexto. En Catalunya, tanto durante la crisis que se inició en el 2008 y la que se ha desencadenado -o encadenado- con la pandemia y la guerra en Ucrania, han sido muchos los ciudadanos que, mediante entidades privadas, pero con vocación absoluta de servicio público -y al margen de lo que los gobiernos hicieran o no de facto- se han movilizado para recoger alimentos, ropa y crear comedores públicos, así como impartir cursos o asesorar a las familias de forma voluntaria y gratuita. El apoyo entre comunidades de vecinos, barrios, también ha sido notorio por iniciativa de los propios ciudadanos que se han organizado para apoyar en lo que fuera necesario a los más vulnerables.

Lo que también hay que destacar es que quien actúa solidariamente ha perdido ese tonillo caritativo de años que no deseamos ni recordar. No hay caridad, en el sentido más peyorativo que ha adquirido popularmente ese término tras el franquismo y el totalitarismo de la Iglesia Católica más retrógrada. Los ciudadanos, las personas son com-pasivas -en el sentido etimológico- o empáticas -término que me desagrada, pero que es muy utilizado hoy en día- con los otros. Se alían con ellos para luchar contra la injusticia de la que son víctimas y no se consideran salvadores de nadie.

En síntesis, entiendo que el aporofóbico es en el fondo xenófobo reprimido o liberal radical en el sentido de que responsabilizan al pobre de su situación, por falta de esfuerzo, de ahínco,… y además hay quienes se creen merecedores de lo que tienen, cuando mirando la situación con un prisma más amplio, sabemos que la riqueza, o incluso el simple bienestar de unos, es posible por la pobreza de otros. La balanza se podría equilibrar, pero obviamente no interesa a los que se sienten legitimados a juzgar a los que nada tienen, y nada pueden perder ya más que su propia vida, como está ocurriendo con millones de personas en el mundo por hambre, enfermedades por condiciones de vida indignas y falta de atención sanitaria. Podríamos continuar largo y tendido, pero no voy yo a descubrir, ahora, la sopa de ajo.

Singular: 1 comentario en “LA APOROFOBIA ES UNA XENOFOBIA REPRIMIDA.”

  1. la pobreza no es algo que se escoge, sino que las circunstancias que rodean al individuo suelen determinar dicho estadio…migración, racismo…son etiquetas que van lloviendo sobre el desposeído..no se culpa a las causas de la pobreza sino al sujeto que vive en ellas sin haberlo escogido…¿sopa de ajo? Me asombra que los filósofos sepan de cocina, pensé que vivían de conocimiento y argumentos, en fin siempre se aprende algo nuevo…Sorry mi otro Yo no cesa de interferir…besos al vacío desde el vacío

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