Creemos necesitar el silencio cuando nos sentimos atribulados por el ruido habitual que nos envuelve. Ansiamos desaparecer, restar en el anonimato para permitirnos el privilegio de no debernos a nadie. Sin embargo, tropezamos con la dificultad interna de difuminarnos; queremos y nos dolemos por ello. Y en ese vaivén confusional testamos lo doloso, esa doblez