Me deleitaría estar siempre acompañada de un Sancho Panza. Ese hombretón todo honradez, de baja estatura, que se arrastra tras quien considera que no se halla en su lugar, por compasión; intentando con paciencia y un chorreón de realidad, bajarlo al terreno donde se dirimen las cosas cotidianas, para que el otro no muera de