La certeza se filtró por los poros de la impotencia, tal como un fluido se expande libremente sin posibilidad de encapsularlo en un perímetro de seguridad. Así, sin apercibirnos de la inconsistencia de las afirmaciones proferidas, creíamos avanzar en busca de un horizonte rigurosamente perfilado. Ufanos, engreídos, boceábamos verdades por doquier que ratificaban nuestra condición