Agazapado, entrelazando sus miembros periféricos como un infante que se escurre entre su propia oscuridad para dejar de estar, se mantuvo durante horas, casi sin respirar; su deseo era abandonar esa presencia que lo delataba y lo tornaba diana de dardos envenenados. En un rincón, recubierto de penumbras, creía hallarse indemne, protegido por inexistente y,
Etiqueta: terror
El gusto por “lo bello” es el regocijo de una sensibilidad indiscriminada que se reconoció degustando lo más ruin de lo dionisiaco. Huyamos de la estética como refinamiento, ya que quien gusta por su sensibilidad está expuesto a cualquier paladeo.