Aquello que se nos desvela por la fuerza de las pulsiones puede generarnos contradicciones, rechazo y autocensura que exigirá, por lo tanto, el esfuerzo de vivir, de resistir, como si nada supiéramos. Pero esta posibilidad no es más que una falacia apaciguadora que nos permite soportarnos y que se va desmoronando conforme esas pulsiones se infiltran por los recodos más insospechados de lo que mostramos, de nuestro aparecer ante el otro. De hecho, lo que acontece es una afluencia paulatina de lo que somos: fuerzas antagónicas en una dialéctica no siempre resuelta en una síntesis satisfactoria.
Pulsiones
Publicado por Ana de Lacalle
Escritora alacallefilosofiadelreconocimiento.com Ver todas las entradas de Ana de Lacalle