REDES

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Si la voluntad rebosara del deseo de cooperar con los otros y la conciencia de la convicción de nuestra interdependencia, podríamos tejer redes sociales que contribuyeran al vivir bien de todos. Constituiríamos una comunidad cuya alianza poseería una fortaleza firme.

Sin embargo, nuestra voluntad no solo se desborda de ese instinto de unión, sino con la misma intensidad puede verse anegado del deseo de destruir al otro para la autoprotección, tal vez porque, a su vez, hay una conciencia de la ambivalencia del desear humano.

Es cierto que, el objeto de la voluntad puede ser el deseo, o puede provenir de una racionalidad que evalúe la necesidad de subyugar el deseo e imponer a la voluntad un objeto supuestamente más benévolo para los seres humanos.

Vemos aquí dos alternativas: la voluntad es deseo o la voluntad está sometida a la racionalidad. Pero como siempre que conceptualizamos algo, para su comprensión, efectuamos una homogeneización simplista, deberíamos percibirnos como seres cuya voluntad fluctúa entre el querer y el desear, que no siempre entran en contradicción, y cuando lo hacen no es necesariamente más deseable para la comunidad lo que deriva de la razón.

Ante este panorama, la actitud más realista sería entender que siendo híbridos de deseos y de racionalidad, la comunidad posible es aquella que afianza los lazos entre los individuos, al máximo, y contempla que el conflicto es un acontecer inherente a lo humano. Mas, este fenómeno aparentemente distorsionador no lo es en sí mismo. Sin conflicto no hay cuestionamiento de lo establecido, no hay diálogo y no hay una dinámica cambiante de adaptar las condiciones de vida a las necesidades que van emergiendo.

De esta forma, aquello que determine el objeto de la voluntad, con relación a la comunidad, es una cuestión individual siempre y cuando contribuya a la mejora de una red comunitaria en la que los conflictos son oportunidades de cambio para la mejora -y lamento este lenguaje un tanto empresarial-. Las crisis son necesarias y deseables, diría yo, porque sin ellas el estatus quo se vuelve algo sacro y en consecuencia no es la vida la que genera las fluctuaciones y modificaciones de la comunidad.

Siendo el humano vivo y vívido quien requiere cambios que posibiliten el despliegue de la existencia en el seno de una comunidad que respete lo diferente, habiendo creado la posibilidad de vivir sin exclusión, las crisis y los conflictos son dinamismos, a veces abruptos, que permiten no crear comunidades cerradas y estancos, sino tan vívida y fluctuantes como los humanos mismos.

Evidentemente, esta es una reflexión parcial sobre el fundamento de lo comunitario como alternativa a lo societario, que exigiría profundizar en cómo se organiza el poder en el seno de una posible comunidad de este tipo, y este aspecto no es para nada menor.

Plural: 5 comentarios en “REDES”

  1. ¿Quién dijo que las redes son para mejorar la comunidad? Es el reino de San Narciso, facebook, instagram, blogers, youtubers son esos espejos para contemplar nuestra «belleza» y que los otros nos amen como nosotros nos amamos o nos envidien…»Ódiame por ser bonita»…vanidad de vanidades dice el Cohelet…no creo que nuestra voluntad vea por la comunidad, ve por si misma, por los likes y seguidores…

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  2. El Comité Clandestino Editorial de la Neurona Subversiva ofrece disculpas por la mala interpretación y malestar causado por los dichos de los irresponsables a cargo, serán castigados severamente viendo por 24 horas de manera ininterrumpida el show de las Kardashian sin derecho a libro alguno…sin más por el momento….cambio y fuera….

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