Todo acontecer parece carecer de importancia, inmersos en un marasmo de sucesos, nada es ya acontecimiento sino accidente nimio, entre los que vamos sorteando la existencia. Habituados a ver, protegidos por imágenes, las atrocidades más inhumanas, cuanto hay se desliza por una indiferencia sin discriminación. Nuestra sensibilidad puede tolerar un anuncio poco oportuno, con la
Etiqueta: acontecimientos
“Quiero, pero no puedo”. A veces, cuando me pongo supinamente quisquillosa, me pregunto si este querer, que se frustra en el no poder, constituye un auténtico querer. Es decir ¿no será que quiero X, pero no quiero llevar a cabo el proceso -le llamaremos Y- necesario para conseguirlo? Esta autocrítica es pertinente si consideramos que,
Obra de Silvina Ramadori
Disponemos de una línea de tiempo incierta para metabolizar cuanto se desliza sobre ella. No siempre, no obstante, se nos brinda la posibilidad de atenderla con cautela y paciencia para, desmenuzándola, insertarla en el relato global de la vida. Pero, hay cierta constancia porque los restos de todo acontecer quedan depositados en algún recodo de
Un altercado es un suceso inesperado ante el cual reaccionamos. Así, como ante hechos de la misma naturaleza. Pero, a diferencia de estos, un acontecimiento es un fenómeno previsible ante el que podemos reflexionar, decidir y actuar. Quien solo dilata el tiempo y reacciona es un irresponsable, un indeciso, un cobarde, un inmaduro,…alguien sin subjectum.
Parece haberse desatado un tumulto de aconteceres destinados a desaparecerte. No cabe contemplar la subjetividad de que seas un pesimista vital o un fatalista, ya que se han elevado vallas puntiaguadas a tu alrededor que a base de asfixiarte diluyen tu existencia.


