“Toda acción, en efecto, es así: realizada por sí misma, de suyo no es ni bella ni fea; por ejemplo, lo que ahora estamos haciendo nosotros, beber, cantar o conversar, nada de esto es, por sí mismo, bello, sino que, en la acción, según como se haga, resulta ser de una forma u otra: si
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En el tiempo transcurren los hechos, esos que se nos imponen inexorablemente. Vemos como llueven torrencialmente sin que podamos hacer más que soslayarlos, como quien se escuda de una ráfaga de postas. Y en esa lid que nos sacude nunca salimos indemnes, porque la erosión resultante de esa contienda es la encarnación del tiempo en
El cansancio que se aferra al estado de normalidad, abatiéndonos y postrándonos como seres incapaces casi de movilidad, se gesta en el transcurso de una cotidianidad anodina que nubla el qué y el porqué de la existencia. No se requiere magnos sucesos que nos noqueen; al contrario, lo que nos carcome es la insulsez de
Oír cómo se quiebra el acero de las cadenas que nos maniatan las manos, los pies y, con ellos, la voluntad, que anhela sin satisfacción posible, es como un éxtasis; pero este arrobamiento puede confundirnos, porque tras la desaforada lucha por la liberación de las lianas materiales, las emociones pueden ser un exceso falaz. Deshacerse
IMAGEN EXTRAÍDA DE: https://www.homohominisacrares.net/filosofia/frases-celebres-y-filosoficas.php La línea recta, ondulada o en bucle del tiempo es esa metáfora imprescindible sin la que no poseemos identidad. Constituye una imagen difusa en nuestro interior, en cuanto no podemos pensarlo en sí mismo más que como abstracción, que se va moldeando con en el transcurso de nuestra existencia —fijémonos que
Si rastreáramos esa zona interior que todo humano alberga hallaríamos un elemento universal: una dicotomía polarizada constituida por el bien y el mal. Esta se manifiesta como una paradójica cohabitación entre un monstruo y un héroe; un diablo y un ángel, y toda materialización posible e imaginable que, por cierto, la literatura nos ha mostrado
Poseer una conciencia, relativamente nítida ya que siempre existe una ocultación de los gestos más depravados, de bajo qué intereses se regulan las decisiones políticas, judiciales y económicas, nos capacita para un análisis profundo y una crítica incontestable sobre esos mecanismos, que se dan de facto, pero que bien podemos considerar absolutamente inadmisibles y producir
Las acciones, como decisiones volitivas, son intervenciones en un universo subjetivo. Se gestan por el querer con la convicción de que alteramos el mundo en el sentido ético que sustentamos pero, olvidamos que en última instancia, no son más que forcejeos entre subjetividades cegadas por las mismas condiciones y limitaciones.
El lapsus de tiempo entre la decisión y la acción es donde se concentran todos los temores, amagos y fantasías que nos abocan a la incongruencia.
Un altercado es un suceso inesperado ante el cual reaccionamos. Así, como ante hechos de la misma naturaleza. Pero, a diferencia de estos, un acontecimiento es un fenómeno previsible ante el que podemos reflexionar, decidir y actuar. Quien solo dilata el tiempo y reacciona es un irresponsable, un indeciso, un cobarde, un inmaduro,…alguien sin subjectum.