El olvido es el hueco que resta cuando lo que fue es negado, e iniciamos el proceso de culminación de nuestra finitud. La memoria minimiza cuantitativamente lo vivido, desaparecen acontecimientos y solo nos queda el rastro emocional difuso, por cuanto no sabemos de qué proviene. Empezamos a morir cuando olvidamos; la existencia se reduce a
Etiqueta: Finitud
A lo largo de la historia, diversos pensadores, poetas y escritores han proclamado que el hombre estaba condenado a la libertad, a morir, …considero que sintetizando todas las posibles condenas que se han formulado, diría que el hombre está condenado a ser humano. Esta aseveración, que parece una obviedad, adquiere todo el sentido si nos
IMAGEN: Pawel Kuczynski Decía Jorge Manrique que la muerte es lo único que nos iguala a todos. Con esto aludía a la inutilidad de poseer más riquezas o ser más pobres ante un acontecimiento en el que de nada sirve lo que poseemos materialmente. Aunque, hoy en día, esto es discutible al menos en el
Hoy me rebozaría entre las sábanas apresando el instante, para que sea menos breve y, la concatenación con otros sea pausada, lenta, imperceptible. Me transformaría en un ínfimo reducto del tiempo para sentir que no transcurre, que lo que palpita en mí no es perecedero y que podría alimentarme de esta humana y gratificante sensación
Desde el momento en el que, conscientemente, nos aproximamos al final, ineludible condición que caracteriza lo humano, de la existencia nuestra situación en el mundo cambia -fieles a ese vaivén vital que nos ha ido transformando-. Y es que, aunque desconozcamos el instante en el que ese acontecer tendrá lugar, recorrer el trayecto final de
Somos unos animales raros, acaso por la conciencia de existir y creernos libres, integramos contradicciones sin sentir la intensidad de esos antagonismos. Desvalidos y arrogantes, nos deslizamos por la línea cimbreante de la existencia erguidos y triunfantes, como si fuésemos indemnes. Mas la muerte restituye nuestro lugar a través de aquellos que amamos, porque nos
Es muy difícil describir una emoción. El lenguaje no alcanza allí donde lo que se impone es una vivencia única. No obstante, disponemos de recursos como la metáfora, los símiles y otras formas de aproximarnos a lo que se resiste a ser, simplemente, dicho. Intentar, por ejemplo, expresar la tristeza, y lograr que quien lo
Lo recurrente en la existencia no es lo que reaparece cansinamente, sino lo que siempre yace en ella porque es inherente a su condición. Así, la finitud por ser entes corpóreos no es una obsesión de los que no la asumen como propia; por el contrario, cuando se convierte en objeto obsesivo es, precisamente, cuando
Sabemos, algo es algo, que no hay certezas, porque si así fuese lo probable se habría esfumado de nuestro lenguaje hace tiempo, y, por el contrario, deambulamos entre enunciados proferidos por probabilidad. Y esto último si nos referimos a la ciencia. Desde Hume a Popper, basándose en argumentaciones divergentes, pero no excluyentes, se constató que
Se desliza por el interior un escalofrío serpenteante, que desemboca como un aguijón en la médula de la mente precipitándose en la palabra muerte. Mas, no es un simple significante sino el contenido de una realidad temprana o tardía que acontecerá, disolviendo en polvo eso que hemos sido y forjando la sombra de lo que









