Psique reanimada por el beso del amor, también llamada El amor de Psique o El beso, es un grupo escultórico de mármol blanco realizado a finales del siglo XVIII por el artista italiano Antonio Canova Mientras uno se debate entre ser o no ser, otros dejan de ser por voluntad ajena. Seguramente, estos últimos no
Etiqueta: inconsciencia
El cristal de la terraza irradia el calor de los rayos del sol, avisándome de que la primavera se ha intensificado tanto que ya casi parece ser verano. Hay estaciones que parecen haberse minimizado y otras ampliado, como si asistiésemos a una batalla meteorológica. Intento mirar, pero me deslumbra la luz y veo menos que
La crueldad, como híbrido entre el odio y la venganza, ha sido vertida por todos, alguna vez, con la impiedad y la fiereza que la caracterizan. Este tipo de acción, cuyo fin es producir daño a otro, puede originarse por la voluntad y conscientemente; o bien legitimando nuestra acción en nombre de algún propósito elevado,
Vacilando entre el desasosiego enquistado por un no-pasado y el apremio urgente de proseguir estando, a su pesar, le sobrevino un vahído inusitado hasta entonces. Le pertenecía un cuerpo fortalecido e inmune a los vaivenes del alma y aquel suceso que le trasladó durante un lapso mínimo de tiempo al paraíso de la inconsciencia, se
La muerte es la sombra que todos proyectamos como una silueta inocente, cuando nos ilumina un haz de luz. Convencidos de que estamos antes un fenómeno óptico, la arrastramos sin conciencia de que lo mostrado es la penumbra diluyéndose de la vida. Irónicamente, y a pesar de estar acosados por la posibilidad de desaparecer, nos
El mal es una banalidad –expresión arendtiana- si atendemos a la inconsciencia del que efectúa actos malvados, nunca a la ignorancia. Si nuestra época está llena de frivolidad en diversos aspectos es, precisamente, por esa falta de consciencia y responsabilidad de las auténticas consecuencias que tienen nuestras acciones. Y deseo destacar que inconsciencia e ignorancia
El avaro rebosante de codicia y ambición se arriesga a una implosión sórdida, cuyos restos roñosos solo puedan ser incinerados. Hay quien revienta y sigue ajeno a su desintegradura, mientras los otros ojean las voladuras esparcidas. Será porque quien codicia tanto se anuló a sí mismo, absorbiéndose.



