Un paisaje interior enturbiado por una niebla espesa, densa y negruzca, que no parece tender a su disolución, ha cubierto cualquier perspectiva. No hay horizonte, ni se puede vislumbrar claro alguno que motive el intento del alma de disipar esa calima cegadora que impele, por el contrario, a finiquitar el alma misma. Esas frondas no
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En el decurso de una conversación con un compañero de fatigas —más bien diría: sangre, sudor y lágrimas— nuestras disquisiciones se vieron interceptadas por un paréntesis discursivo: ¿es equivalente el uso que se hacía antes de términos o locuciones latinas al que se hace en la actualidad de anglicismos? Mi interlocutor realizó esa aseveración bajo
Sabemos que cuando algo llega a su límite se desborda, en forma de explosión que destroza cuanto haya alrededor, como un alarido intensamente rabioso que simultáneamente provoca la implosión de la cosa misma. Explosión por una presión súbita interna que vomita el malestar hacia afuera, o implosión por esa fuerza externa que de tanta insistencia
Vivimos al borde de un abismo invisible, en el que una mano de la misma naturaleza va empujando, caprichosamente, a unos sí y a otros no. Esa arbitrariedad que arroja no es más que mera apariencia. Ser aventado hacia las profundidades del orco, o regateado y capeado, se subordina a las condiciones iniciales en las
Desconozco si soy normal. La locución latina utilizada por Hobbes Homo homini lupus, la entiendo, en la actualidad, no solo en los términos en que lo hizo el autor del “Leviatan” que la concibió como una guerra de todos contra todos, por lo que solo daría a su fin con un Estado que concentrara todo
A una semana de las elecciones generales el panorama es patético. La irresponsabilidad de la clase política se trasluce en haberse desentendido de los problemas reales de la ciudadanía, como por ejemplo: la alarmante igualdad entre los sueldos medios y los alquileres, el paro, la falta de futuro que azota no solo a los trabajadores
Extenúa el continuo ejercicio del pensamiento aunque aprehendamos lo real como objeto, porque el ciclo viciado de repensar sobre lo mismo, no lo modifica. Podemos hacer un llamamiento a colectivos que, no son más que ínfimas piedrecitas, en el acelerado desarrollo y dominio de una estructura mundial injusta desde sus raíces, pero inexorable porque está
Cansados y hastiados ya, de vagar por un terreno baldío, hemos echado al vuelo de la disolución quimeras y utopías. Andamos hoy, en suelo firme sometiéndonos, lo admitamos o no, al imperativo de la ley del más “fuerte”, es decir, del que poseyendo poder económico dicta cualquier otra norma “ad hoc”. Nuestra pasividad efectiva es
El Amor Fati nietzscheano es sospechoso –todos somos objeto de sospecha- de apostar por humanos que no solo asumen lo necesario y lo afrontan sosteniendo el dolor, aunque de ese instante se produjese un eterno retorno, sino que aman ese destino. Y esto no es más que síntoma de la fortaleza de su voluntad de
Somos individuos atrapados en una especie de enjambre del que desconocemos como zafarnos.