Etiqueta: ignorancia

El ansia del ignorante.

El ansia no es compañera afable de la indagación filosófica. Consiste en una inquietud, un desasosiego por todas las investigaciones anteriores, clásicas, y las contemporáneas que nunca podremos leer, con la calma que exige hacer justicia a los textos.  Leer a un pensador te conduce necesariamente a la lectura de otros sin los cuales es

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Argumento incontestable: «Es mi opinión».

Actualmente, el último recurso que se utiliza para justificar una determinada visión de las cosas consiste en sentenciar: “es mi opinión”. Ante tal asertividad parece que solo reste callar y dar por válido lo proferido por nuestro interlocutor. Esta actitud defensiva se basa en la creencia de que “todas las opiniones tienen el mismo valor”.

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Sin retorno

    Estremecido por las noticias que emitía la televisión, se vio forzado a desconectar la “caja tonta”—que cada vez percibía como más hábil y sutilmente manipuladora de la opinión pública—. Así que abandonando el sofá, se desplazó hacia la cama para intentar deleitarse con una lectura. Siendo amante de los clásicos decidió enfrentarse a “El

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La ignorancia en la era de la postverdad

La ignorancia no consiste en la carencia de conocimientos acumulados, sino en la indiferencia, la falta de una actitud que se cuestione, pregunte e indague sobre lo que se da por supuesto, lo aparentemente obvio. Sometidos como estamos a la denominada postverdad -esa diversidad de microrrelatos elaborados con el propósito de validar lo conveniente para

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Engreimiento

Desconociendo, cuanto de inefable se desliza en la infinitud de nuestra ignorancia, poseemos la conciencia de saber mucho y doblegar el mundo; somos así de engreídos  y arrogantes, tras haber negado la posibilidad de dioses que interfieran en nuestras vidas, nos fantaseamos como seres de poderío infinito basándonos de una idea de progreso anacrónica y

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Deformaciones

Nublados por la bruma de la ignorancia, nos convertimos en presa fácil de la tergiversación y la desfiguración de los hechos, que ciertamente nunca son asépticos. Pero, deberíamos dilucidar qué se halla en ellos de subjetividad inexorable y qué de intrincación voluntaria, porque quien deforma consciente e intencionadamente una serie de sucesos, esconde intereses particulares

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