Todo cuanto sé deviene ínfimo.
Etiqueta: ignorancia
Siendo humanos, demasiado humanos –me enamoró esta expresión nietzscheana- La ignorancia es atrevida, el conocimiento prepotente.
Hay enigmas que lo son en base a nuestra ignorancia, otros por nuestra mermada naturaleza.
Ignoramos el devenir sin por ello angustiarnos, aunque la cuestión debiera ser si la experiencia acumulada, desde la cual nuestra ignorancia nos proporciona tranquilidad, ¿no sería más bien un motivo de ataque de pánico?
¡Qué deseo desatado de vociferar lo que intuyo velado y verosímil! ¡Qué poca convicción de que lo intuido sea verídico! Al menos más que una paranoica sospecha de lo demoniaco que serpentea por lo acontecido, y no carezca yo, de capacidad absoluta, de apercibirme de lo que realmente hay tras el transcurrir escabroso.
El mal es una banalidad –expresión arendtiana- si atendemos a la inconsciencia del que efectúa actos malvados, nunca a la ignorancia. Si nuestra época está llena de frivolidad en diversos aspectos es, precisamente, por esa falta de consciencia y responsabilidad de las auténticas consecuencias que tienen nuestras acciones. Y deseo destacar que inconsciencia e ignorancia
Sabemos que la ingenuidad derivada de la ignorancia es peligrosa, que la conciencia surgida del conocimiento puede ser perniciosa, que no hay posibilidad de estado intermedio entre la ignorar y el conocer. ¿Cómo reaccionar ante el infierno de esta humanidad que hemos gestado?
El retorno a este blog, al que tantas horas he dedicado, me remite paradójicamente a un cierto estado de torpeza propio de quien inicia un cometido absolutamente virgen. Intuyo que esta desazón resida en la convicción de que siendo algo más vieja y más cansada, no soy más sabia, sino, antes bien, me recubren el
Cuando franqueamos el límite de lo supuestamente aceptable, se genera un silencio cortante alrededor, y una quietud pétrea, porque nadie quiere ser confundido ni asociado con lo dicho. Eso que, por supuesto, nunca enuncian los que observan el mundo desde la cristalera corrediza de su despacho. Acaso porque son muy leídos, pero poco vividos y
No hay exceso en la indagación humana, es casi un imperativo natural. El exceso se halla siempre en el defecto o la falta, es decir, en la ignorancia.