El deseo y el deber no siempre han estado en sintonía, antes bien, diría que su relación, tan antigua como la conciencia humana, ha sido tensa, contraria y en cada disputa siempre ha habido un triunfador, o se actúa por deseo o por deber, la confluencia plena es un desiderátum. El deseo es el cuerpo
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IMAGEN: Kandisnky Si partimos de la hipótesis que cuanto podemos considerar la realidad se da como materialidad, es decir, inclusive la justicia, el amor son significantes vacíos que solo adquieren auténtico sentido cuando se actualizan, se manifiestan como actos, entonces no tiene cabida la distinción entre necesidades del espíritu o físicas. Podemos conceder que diferenciemos
Ayer, escuché a un psicoanalista que, entre otras cuestiones, hablaba sobre la conexión entre la necesidad y la demanda. Con un trasfondo que combinaba las aportaciones de Freud y Lacan – ¡No temáis! no es necesario conocer sus teorías para seguir esta reflexión-, explicaba que la necesidad surge del sujeto desamparado, inerme que necesita del
Hoy, sábado, asistiré a la presentación de la última novela de Cristina Gracia Tenas “Cumpliré tu último deseo” Terra Ignota Ediciones. No hay riesgo de que cometa ningún spoiler porque no sé de qué va la novela, pero la compañera de fatigas, Cristina, es una escritora suficientemente solvente como para que el acto de hoy
Según las últimas estadísticas, la Filosofía se halla en una vertiginosa decadencia si nos atenemos al descenso de las ventas de libros en los últimos siete años -67% menos- Esto nos podría generar una convulsión emocional porque lo vinculamos, casi por inercia, con el interés por parte de los lectores de enfrentarse a obras críticas;
El debate, abierto hace ya tiempo, respecto a cómo iban a transformar las redes sociales las formas de vinculación directa y en vivo entre los individuos va despuntando horizontes que no coinciden exactamente con las prospecciones de las que se había alertado. Parece ser que la sociedad basada en el hiperconsumo, junto con la extensión
El deseo se adormece apático de ser frustrado o, por el contrario, se enerva al ser estimulado si se satisfacen una tras otra sus aspiraciones.



