Tan a la moda estaba que se hallaba en el abismo de la depresión y la ansiedad. Su cuerpo era un temblor infinito que percutía alrededor y alteraba la armonía ausente de su entorno. Abrumado por su modo de ser, por muy abundante que fuese, se sentía único, singular y aislado. Con tal de superar
Etiqueta: abismo
Ayer nació Ian, mi sexto sobrin@/niet@. Es en momentos como éste que la constatación de que nacemos por imperativo biológico, pero que como humanos nos podemos sentir arrojados al mundo, se hace terriblemente intensa. Inconscientemente, afloran una serie de emociones que nos remiten a nuestro momento de arrojamiento, captamos la locura que inicialmente abruma a
Desde el momento en el que mencionamos el abismo alguna noción acude a nuestra mente: imprecisa, opaca, espesa, pero siempre como algo en lo que nos precipitamos, sin poder ni tan solo atisbar si hay fondo, y como sería en caso de que lo hubiese. Es la caída por excelencia de los que ya no
Tan a la moda estaba que se hallaba en el abismo de la depresión y la ansiedad. Su cuerpo era un temblor infinito que percutía alrededor y alteraba la armonía ausente de su entorno. Abrumado por su modo de ser, por muy abundante que fuese, se sentía único, singular y aislado. Con tal de superar
IMAGEN: Amarillo, rojo y azul. Cuadro de Vasili Kandinski Es tremendo vivir. Y lo es, porque desde la singularidad fluida de cada uno, los sucesos, las interacciones con los otros, los conflictos, y aquello que nos sitúa en el abismo, percibimos la vida como una amalgama mixta e insondable. Paradójicamente, deseamos el reconocimiento de estas
A los que tenemos una cierta edad hoy, nos puede parecer que los jóvenes padecen una flojera funcional, poco capaces de afrontar adversidades habiendo crecido en condiciones más favorables que nosotros. Puede ser cierto que las condiciones en las que muchos jóvenes han sido educados hayan sido menos restrictivas, con más libertad, un nivel económico
No se puede extirpar la ponzoña interior como si hubiese un lugar que purgar con el fin de exonerar de todo padecer. El desasosiego, la desidia, el abismo son como un sarcoma expandiéndose por doquier, sin freno, con desenfreno cuyo fin es ocupar todo posible espacio. ¿Y qué hacer ante tamaña invasión? Buscar y rebuscar
Hemos ido caminando por una ladera agreste y escarpada, ya que toda comprensión es perspectiva o «ladera» propia, y, desafiando a Sísifo, nos hemos mantenido estables en un cierto nivel de la subida, con retrocesos y avances, pero equilibrados. Con una carga pesada que yo llevaba en la espalda y tú aguantabas. Lastre más liviano
“La esperanza es lo último que se pierde” es una frase hecha[1], que se dice popularmente, cuyo contenido es paradójico. La utilizamos cuando no nos queda nada, y aún así queremos algo que nos consuele. Cumple, en este sentido, una función que elude la asunción de lo que hay, deseando algo que siempre esperamos porque









