Nuestras pisadas son indecisas, volátiles y nuestras huellas se difuminan con celeridad. Caminamos sobre un suelo fangoso, una ciénaga que engulle cuanto entra en contacto con ella. Somos seres temerosos, efímeros y contradictorios, y por eso eludimos afrontar los conflictos que están arrasando vidas, dignidades y que no siempre se manifiestan como guerras. Rebusco el
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Aquellos que no viven más que para sí mismos, sin altanerías, se sienten sometidos a la multiplicidad de estímulos que la cotidianidad les propina. El indigente que se asemeja más a un zombi que a un humano, sucio, lleno de costras y heridas, tapado con ropas raídas; la joven que empujando el carrito del bebé
Estamos destinados al colapso, a no ser que nuestro cerebro posea una plasticidad y regeneración infinitas. No parece que esto último sea posible en esa materia gris cartografiada con circunvalaciones porque sabemos que las neuronas no se regeneran. Sus conexiones, que están al servicio de la adaptabilidad al entorno, deben oscilar en un umbral de
IMAGEN: Amarillo, rojo y azul. Cuadro de Vasili Kandinski Es tremendo vivir. Y lo es, porque desde la singularidad fluida de cada uno, los sucesos, las interacciones con los otros, los conflictos, y aquello que nos sitúa en el abismo, percibimos la vida como una amalgama mixta e insondable. Paradójicamente, deseamos el reconocimiento de estas
La Filosofía debería estar arraigada en la existencia, hundida en el fango de la realidad. En consecuencia, aquello que palpando corpóreamente se convierte en el magma a partir del cual construimos nuestra comprensión del mundo, exige cierta coherencia en las acciones que llevamos a cabo. Un paradigma de esta manera de entender la Filosofía fue
Ahora, que los tiempos y espacios que determinan el ámbito en el que es lícito fluctuar, se cancelan los dualismos, binarismos que son considerados excluyentes, se intenta establecer una continuidad discontinua en lo material corpóreo que es lo humano. Así, hay dualismos que implican conflicto entre los componentes del binomio, como por ejemplo amor/odio, guerra
El coraje de decir no se adquiere desprendiéndose del miedo a lo ajeno. Aquello real o imaginario que emana exigencias de lealtades infinitas y acaba apisonándonos el alma. Aprender a responder con un no, ante demandes insaciables o indignas, o simplemente contrarias a nuestro querer, es el acto más elevado de afirmación de la propia
El invierno se instala gesticulando como si fuese primavera, desorientándonos en el propósito de mantenernos aferrados a un espacio-tiempo necesario para nuestro sosiego vital. Esta alteración estacional es un síntoma más de la caída de referentes sólidos que contribuyan a nuestra conciencia de la propia identidad y de nuestra vinculación con lo alter. Nada parece
El cáncer es sin duda la enfermedad de finales del S.XX y principios del S.XXI. Su extensión, virulencia y mortandad la han convertido en la principal causa de muerte natural. Esta verdad reconocida, que muchos intuíamos aunque solo fuera por una burda inducción de los casos que directamente afectaban a los allegados, y a los






