Sobre asuntos que no nos afectan directamente opinamos, vertemos argumentos más o menos consistentes y justificamos. Sin embargo, aceptar, asumir y comprender aferes que nos tocan la fibra emocional es mucho más complejo. Aquí la bifurcación entre lo que sentimos y lo que pensamos con firmeza se agudiza. El motivo no es difícil de entender:
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Todo tiene su tiempo, o cada cosa el suyo. Este año no está siendo prolijo en publicaciones en el blog. Por un lado, publiqué el último libro “Filosofía desde las entrañas” Terra Ignota Ediciones, que por supuesto os invito a leer si habéis sido seguidores de esta bitácora. Por otro lado, otros menesteres me han
El deseo de aprender es innato, lo que es subjetivo es lo que se desea aprender. Prescindo, ahora, del aprendizaje en la escuela y debates similares que darían lugar a un libro, más. Mi intención es destacar que lo que deseamos se estimula y, una vez atrapados por la seducción de lo que tenemos ante
Todos llevamos, a pesar de los años, ese niño interior en el que se fue grabando a fuego una geografía emocional. La orografía depende de la experiencia que se va forjando, unos presentan gran variedad de montículos y grandes promontorios, otros se asemejan a planicies cubiertas por un manto de hierba, aunque pueden estar compartimentados
IMAGEN: Fundación EOI Entre una nebulosa óptica, que será pasajera, el impulso de escribir emerge salvando cualquier escollo. La palabra yace arraigada en la experiencia que reclama ser tamizada por el pensamiento. Así, aunque el sentido de la vista se halle mermado, no sucede lo mismo con la imperiosa necesidad de revestir de lenguaje lo
IMAGEN: https://uploads6.wikiart.org/images/oswaldo-guayasamin/el-grito-ii-1983.jpg!Large.jpg El acto de resurgir desde las vísceras, tras haberse deconstruido a base de desenganchar las pústulas de los huesos, es encomiable y propio de individuos que soportan el sufrimiento a la vez que luchan por reconstruirse. Aquellos que renacen de un zarpazo sanguinolento no lo hacen habiendo borrado el rastro del dolor, sino
Ocurre, a veces, que las emociones nos impelen a expulsar a borbotones palabras que expresen sentimientos, intensos y desbordantes. Sin embargo, paradójicamente, no disponemos de esas palabras y necesitamos crear surcos lingüísticos que nos aproximen a esa experiencia que no parece dejarse decir. Alguien se opondría argumentando que sin lenguaje no hay propiamente experiencia, al
El despecho es la reacción de quien se siente herido y humillado por el ninguneo ajeno. De este resentimiento visceral surge la imperiosa necesidad de aparentar indiferencia, a fin de evitar que el otro presione con su pie victorioso nuestra testa. Constituye un mecanismo de defensa para no sentirnos un deshecho ante la mirada ajena,









