“Si la moral atiende exclusivamente a las acciones justas o injustas, y puede señalarse con exactitud los límites de su conducta a quien esté decidido a no cometer ninguna injusticia, la teoría del Estado, la teoría del Derecho, por el contrario, atiende únicamente a los padecimientos de la injusticia, y nunca se preocuparía de las
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En la sociedad de la oferta y la demanda todo es alienable, es decir, intercambiable. Los ciudadanos hemos sido transformados en consumidores-clientes susceptibles de asumir el rol del intercambiador y de lo intercambiable. Esta constatación, que ya está expresada en términos más delimitados por Marx, se ha expandido a todos los ámbitos de lo existente
Finalizamos el año con la magnífica ponencia de Luis Martínez de Velasco sobre “La desconocida raíz trágica del pensamiento de Kant”. De la forma más breve posible plantea la sospecha kantiana sobre el dualismo inscrito e irreconciliable entre el sujeto ilusorio, que necesita creer, y el sujeto crítico, que necesita certezas. ¡Os animo a escucharla!
Tras un curso intenso de actividades, finalizamos el año con una aportación singular sobre el pensamiento de Kant por parte de nuestro colega Luís Martínez Velasco. Las perspectivas para el curso que viene están puestas, como culminación de los años que llevamos potenciando el pensar filosófico, en el I CONGRESO DEL CLUB MUNDIAL DE FILOSOFÍA,
“Si la moral atiende exclusivamente a las acciones justas o injustas, y puede señalarse con exactitud los límites de su conducta a quien esté decidido a no cometer ninguna injusticia, la teoría del Estado, la teoría del Derecho, por el contrario, atiende únicamente a los padecimientos de la injusticia, y nunca se preocuparía de las
La cultura es un mundillo no muy distinto de otros. Al fin y al cabo, el conjunto de nuestras sociedades no son más que una imagen expandida de los micro-espacios en los que nos desenvolvemos. En este sentido predomina el tono grisáceo, aunque por fortuna hay luces profundamente luminosas. Sin embargo, los intereses, trapicheos y
El lenguaje no es un atuendo que se ha ajustado como un guante al pensamiento. Al ser simbólico es pensamiento y, en este sentido se pueden considerar dos aspectos de una misma realidad, por cuanto sin esa relación simbiótica ni uno ni el otro serían lo que son.[1] Esta constatación exige una reflexión sobre cómo
Una de las preguntas fundamentales que formuló Kant -vinculada inexorablemente a las otras- fue “¿Qué me cabe esperar?”. Desde su perspectiva solo podíamos responder, consecuentemente, tras haber respondido a las cuestiones sobre las condiciones de posibilidad del conocimiento del mundo y sobre la ley moral que regula nuestras acciones. Pero tal vez, para nosotros hoy,
Si Kant levantara la cabeza y se sentara –a su hora rigurosamente- a ver la nueva etapa de la serie Merlí, se caería de su butaca víctima de un colapso cardiaco. SAPERE AUDE, atrévete a saber, es el clamor que el pensador prusiano lanzó en su texto ¿Qué es la Ilustración?, con la voluntad de
Sin conocimiento no hay virtud, o posibilidad diríamos hoy de actuar moralmente, porque –y seguimos con el Sócrates platónico- quien sabe lo que es el bien no puede, por voluntad propia, no quererlo y actuar en sentido contrario, ya que se siente eróticamente atraído y el bien constituye el único objeto posible de su voluntad