Resulta esperpéntica la situación de desamparo a la que se ha llegado en algunos servicios públicos sin que los agentes sociales, que deberían denunciar y luchar por recuperar unas condiciones de trabajo para que éste pueda ser realizado en condiciones, hagan nada o acuerden el silencio con los responsables últimos de estos servicios públicos que
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Ayer, en el hospital de Bellvitge de L’Hospitalet -Barcelona- tuvo lugar una protesta mínima contra los recortes y el desmantelamiento progresivo de la Sanidad Pública. La califico de “mínima” porque la afluencia era escasa, desconozco si por un problema de convocatoria u otras razones más preocupantes. El tema viene de largo. Durante mucho tiempo el
Este escrito-denuncia se centra en la comunidad autónoma en la que resido, ya que, al depender su gestión, financiación y política sanitaria de cada una de ellas, no puedo hacer, esta crítica y demanda de atención política, extensiva a otras comunidades en las que desconozco cómo funciona. El primer esfuerzo que debo hacer es tomar
Se había entregado a la cómoda concavidad del sofá, exhausto de un día más de satisfacer las exigencias de una sociedad que no era capaz de garantizarle un futuro, a pesar de ser un excelente cumplidor de cuanto se le imponía como necesario para hallar un lugar en el mundo. Sin embargo, como la paz
España pasa por ser un país con una sanidad pública envidiable. Cierto que menos es nada, pero también que hace muchos años, al menos desde la crisis del 2008 que la sanidad en España ha ido en declive, ha reducido las prestaciones, las listas de espera son interminables y, si a esto le añadimos la
Transcurren los días con sus noches, esas sombras alargadas y perfiladas en las que lo oscuro no es sino lo cotidiano. Un cierto silencio inusual es la melodía perpetua, cuyo cometido es recordar que un virus, un ser microscópico de origen vago -o quizás, más que impreciso, problemático- nos ha desalojado de las plazas, las
Ayer acudí al centro de asistencia primaria (CAP) de mi barrio y me quedé estupefacta cuando constaté que ya no existen las visitas de urgencias; han pasado a denominarse “visitas espontáneas”. Es verídico aunque parezca un chascarrillo; entiendo que consecuencia del lenguaje eufemístico que licua y disuelve progresivamente todo en nuestra sociedad. Mi primera reacción






