La violencia es un problema político-social y por ello filosófico, y la filosofía puede repensar y actualizar las raíces de la agresividad en los humanos y cómo la sociedad puede vehiculizarla para que, en lugar de violencia, se transforme en un impulso creativo que facilite la convivencia de unos con los otros. Lo problemático diríamos
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No pertenezco a sitio alguno, aunque sé cuál es mi lugar. Un conjunto de conexiones similares a una red de pájaros, rala, espaciosa y elástica siempre en religación con los elementos nuevos que acuden. Ahí me hallo, cultivando la sensibilidad necesaria para notar la presencia de otros que siguen desligados del mundo, o, por el
Un abordaje desde la arqueología, el derecho y la psicología clínica de la vida en soceidad y cómo se afrontan cuestiones como la reivindicación de derechos para vivir en equidad, y cómo abordamos como comunidad la muerte. Vale la pena verlo.
La constatación de que el humano es un ser en proceso, cambiante, fluctuante, regresivo y que, éste siendo mutable no es lineal, sino simultáneo con cuanto ha sido, es y proyecta ser, ha sido sostenido con variedad de argumentos por pensadores como Zubiri, Zambrano, Maillard y aún hoy por una diversidad que convergen en el
Desde que el sujeto moderno se convierte en el principio desde el cual se dirime filosóficamente cualquier cosa, emerge el riesgo de situarlo en el objeto mismo de reflexión. Lo cual sabemos que trasciende el lance mismo convirtiéndose en lo empíricamente constatable. Digamos que, como principio epistemológico este giro moderno es fundamental porque se apercibe
En las sociedades actuales confluyen una amalgama de sucesos que aparentemente no tienen ninguna conexión. Grupúsculos que reivindican sus derechos, algunos más numerosos y con más capacidad de que su voz se escuche; otros que claman en el desierto, y el más numeroso -quizás- por el que casi nadie alza la voz. Este último tiene
La convicción platónica de que la vida es una preparación para la muerte se sustenta en dos supuestos, al menos: primero en que el ser del individuo es indisociable de la polis y su propósito también, a saber, el bien; y en segundo lugar en que la vida auténtica viene después, ya que la plenitud,
El ejercicio de la escritura no es una actividad que se nutra exclusivamente de la voluntad. Hay “un algo” indescriptible, casi inefable que genera una fluidez de ideas, palabras y, sobre todo, un decir necesario para quien escribe que nos excede, nos supera y no está en nuestras manos. No desearía hablar de inspiración porque








