Recupero un artículo del año 2017 que entiendo posee la vigencia posible habiendo sobrevenido una pandemia aún incrontrolada, que o nadie quiso ver o nadie vio. En cualquier caso, la estrategia neocapitalista se empecina por sobrevivir. Los dos últimos decenios del siglo XX fueron escenario de prospecciones sobre el futuro de las sociedades occidentales, a
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Nada me deja un regusto más agrio y amargo que el hecho de escuchar e intentar metabolizar las burdas palabras de esos individuos que, congregados en el supuesto parlamento del pueblo, se descentran de lo que es apremiante, vitalmente acuciante para los ciudadanos, y malbaratan el tiempo, que les hemos cedido remunerándolos, discutiendo sobre quién
Bajo la denominación de voluntariado se incluye a un vasto grupo de ciudadanos que dedican parte de su tiempo –sin remuneración económica alguna- a realizar un servicio a los demás. Hay voluntarios de todas las edades y las formas en que se concreta este ejercicio de generosidad son plásticas, elásticas y múltiples. Por mencionar algunas:
Desde que con el sistema capitalista se organizó la vida social alrededor del Trabajo como eje central, y el ocio como el tiempo de consumo que garantizaría la felicidad, se forjó un entramado que daría grandes beneficios a unos pocos, posibilidades de bienestar a muchos y dificultades de vivir a pocos. Pero, con la tercera
Los dos últimos decenios del siglo XX fueron escenario de prospecciones sobre el futuro de las sociedades occidentales, a tenor de la caída del comunismo, y la reunificación alemana. Entiendo que cabría destacar, por el impacto que tuvo como profecía, no tan evidente en ese momento “El fin de la historia y el último hombre