Desde el instante en el que los huesos empiezan a romperse en láminas se ha iniciado un proceso de degeneración severo. Estamos acostumbrados a sentir que nos “rompemos” por dentro, en momentos concretos de la existencia, sin embargo, la quiebra del cuerpo inmediata nos alerta de un tipo de desgaste distinto. La edad ha hecho
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Mientras el deseo, la voluntad y en definitiva el yo se despliega sin oposición no hay alteridad ni conciencia de ella. Diríamos que no hay límites para la expansión del yo, que todo parece “ser yo”. Así, en el momento en que el deseo y la voluntad notan resistencia, reacción contra su extensión, el yo
Andamos por un camino estrecho que, a veces, se ensancha y coincidimos con más personas de lo habitual. Ahí, el intercambio, la interacción y la refluencia entre unos y otros se intensifica- Para volver nuevamente a retomar esa forma angosta y dejarnos recluidos en un pasadizo que nos reafirma continuamente. No es casualidad que nuestro
Imagen extraída del Máster de diversidad de la Universidad de Granada. Estar disponible para el diálogo, la conversación sin acritud y constructiva es un fenómeno poco común en nuestros tiempos. Hay una diversidad de ámbitos en los que los discursos son monolíticos y se retroalimentan, con lo que paradójicamente la pluralidad que se reclama y
«El gran aporte de la autora reside en sostener que la pobreza no es un no-ser unívoco, no es una mera privación de recursos o bienes materiales sino una afectación sobre el individuo que puede llegar al deterioro profundo del ser humano concreto considerado en su contexto existencial; toda vida humana tiene, en potencia, la
Eso que llamamos mundo incluye una materialidad o una determinación física y, además, el cúmulo de sucesos que se entrelazan con más o menos fortuna para los individuos que lo habitan. Estos no son meramente pasividades sufrientes, sino agentes que interactúan con esos hechos y que manipulan esa materialidad buscando su provecho. Entre este devenir
Cautivos en un habitáculo mínimo, exacerbamos vanamente los abruptos azotes para ampliar el espacio. De tal forma que restamos en esta lid, magullados y amoratados de ejercitarnos en un absurdo esfuerzo, cegados por la convicción de que nuestra reclusión es externa. Hasta que exhaustos y mirando horizontalmente esa supuesta celda, nos sorprendemos ante un azul
Quien sostiene un grito desatado e intermitente está luchando contra el olvido del agravio padecido; es un gesto que, de facto, se rebela para ser reconocido en su diferencia y para no absolver al sistema diabólico, que planea sutilmente no solo la disolución del daño, sino del sujeto mismo que grita.
Desde una intimidad grata que solo puede lograrse allegando a los auténticamente queridos -sean los que sean ya que eso no debería estar escrito- la madrugada cobija descansos, apacibles suspiros y una solidaria y placentera concordia psicosomática. Dichosa dádiva esforzada con tesón desesperanzada, pero al fin merecida dádiva.
La fragilidad no es una carencia de ser, como tampoco lo es la debilidad, sino la consecuencia de una voluntad y un coraje que no han cedido ante la adversidad. Ahora bien, la fortaleza del hombre puede resistir, mientras se erosiona inexorablemente su salud física y mental, y es entonces cuando, confundidos, aseveramos que esa






