La fortaleza es directamente proporcional a la intensidad de la fragilidad de la que uno se ha hecho cargo. Implica se capaz de sentir, una y otra vez, esa vulnerabilidad sin la que no seríamos humanos, sin miedo, sin temblor, simplemente sintiéndola y acogiéndola como algo propio. Diría, incluso, que aquel que no se ha
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“Quiero, pero no puedo”. A veces, cuando me pongo supinamente quisquillosa, me pregunto si este querer, que se frustra en el no poder, constituye un auténtico querer. Es decir ¿no será que quiero X, pero no quiero llevar a cabo el proceso -le llamaremos Y- necesario para conseguirlo? Esta autocrítica es pertinente si consideramos que,
El esfuerzo, la dedicación, el desvelo, con plena conciencia, por dar a tus hijos lo mejor de ti, y si cabe lo que ni tan solo tienes, nunca son suficientes. Ellos se afanan por desvelar lo que no les diste, las carencias que tienen. Quizás porque son los hijos de una generación de “derechos”, más
«El gran aporte de la autora reside en sostener que la pobreza no es un no-ser unívoco, no es una mera privación de recursos o bienes materiales sino una afectación sobre el individuo que puede llegar al deterioro profundo del ser humano concreto considerado en su contexto existencial; toda vida humana tiene, en potencia, la
Desecado interiormente por la adustez de la existencia, esa que no ha sido propiamente vida por mucho afán que haya desempeñado, y tras ese tesón desplegado, con el metabolismo ya siempre basal, me deslizo arrostrado como quien agoniza pre-mortem. No hay humano que resista la negación eterna de cuanto quiere, porque según la ley del
Si escribiendo una novela te tropiezas con un escollo del que no puedes zafarte con maestría; es decir, generando una metáfora que dote de contenido simbólico lo narrado -más allá de la literalidad del texto-, permanece, regodéate en el transcurrir de un tiempo que la vida necesita para que puedas ver y mirar esa sustancialidad
La escritura es la forma lingüística mediante la cual expresamos quimeras, angustias, desazones y una diversidad de inquietudes que rebuscan su plasmación estética; tal vez como una resolución catártica. Quien juzga a todo escritor que tiene la voluntad y el deseo de publicar como individuos narcisistas y egocéntricos que solo buscan la fama, ignora absolutamente
La disposición con la que un individuo se sitúa ante la existencia, condiciona cómo los acontecimientos, más o menos previsibles o azarosos, devienen un infierno o una oportunidad casi salvífica. Un hecho puede precipitar el hundimiento y un final truculento, o bien mutarse en la ocasión de realizar anhelos, siempre pendientes; eso sí, con un








