Hoy, querría hablar de la política, del arte de conciliar necesidades e intereses de unos y otros, de lo común; de que lo común es que somos diversos, que la diversidad exige un respecto sagrado de la existencia y la dignidad del otro. Hoy querría hablar de lo que no hay, de lo que se
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La indiferencia es el peor de los desprecios, aunque en sí misma ni tan siquiera desestime o deteste. Es, precisamente, esta neutralidad o falta de inclinación o repugnancia la que desaloja de todo lugar a quien siente la indiferencia ajena. Si no cabe mostrarse para que el otro se aperciba de nuestra llamada, es que
Hay quienes están envueltos en una piel de serpiente, rugosa y árida. Demasiados. Otros están recubiertos de una fina epidermis que nos les aísla de la dureza del entorno. Si realizamos un ejercicio de introspección, cada uno de nosotros es capaz de reconocer su tipo de tegumento, y hacer recuento de cuanto contribuyó a la
Estamos a finales de año. Son días en que, casi sin querer, tendemos a hacer balance de cómo nos ha tratado el año que se acaba. También, como por inercia, surge en nosotros la esperanza de que el que viene sea mejor -a no ser que el viejo haya sido excelente-. Al menos, así nos
Todo acontecer parece carecer de importancia, inmersos en un marasmo de sucesos, nada es ya acontecimiento sino accidente nimio, entre los que vamos sorteando la existencia. Habituados a ver, protegidos por imágenes, las atrocidades más inhumanas, cuanto hay se desliza por una indiferencia sin discriminación. Nuestra sensibilidad puede tolerar un anuncio poco oportuno, con la
Hablamos, a menudo, de que en la actualidad no puede concebirse una sociedad, sino es como un espacio donde los individuos puedan desarrollar dignamente sus vidas reconociéndose mutuamente interdependendientes. Es decir, somos seres sociales porque necesitamos de los otros para nuestra supervivencia, nuestra vida y nuestro bienestar. Más aún, nos constituimos porque los otros están
Estuve tiempo reclinada y rendida en la pared de una calle muy transitada. Mi espalda algo encorvada, la mirada ciega, y el bullicio sordo que invadía el espacio; un espacio sin lugar, solo cavidad indiferente que contenía individuos desplazándose azarosa y agitadamente. Allí, pensé sobre lo absurdo de la velocidad existencial, el vacío perforado en
Me atrevería a afirmar que todos nos hemos visto en la situación de ir andando por la calle, o estar sentados en una terraza de un bar tomando algo y que alguien se acerque a nosotros pidiéndonos dinero. Hay quien en estas situaciones ha adquirido el automatismo de decir No, otros dudan y unas veces
El despecho es la reacción de quien se siente herido y humillado por el ninguneo ajeno. De este resentimiento visceral surge la imperiosa necesidad de aparentar indiferencia, a fin de evitar que el otro presione con su pie victorioso nuestra testa. Constituye un mecanismo de defensa para no sentirnos un deshecho ante la mirada ajena,









