La oscuridad no cede aún el paso al alba, resistiéndose con una tenacidad abrumadora nos mantiene en el umbral de la incertidumbre con una nimia esperanza. La costumbre nos induce a creer que saldrá el sol, porque hasta ahora siempre ha sido así, decía el escocés Hume; no, sin el asombro de todos los que
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Si el desafío es buscar algún filósofo, literato, poeta…artista que supiera lidiar con el dolor, ese fue sin duda Nietzsche: No es nada el ser fuerte como un estoico, con la insensibilidad uno se ha liberado. Se deben poseer en uno mismo los contrarios: la delicada sensación y lo contrario, no desangrarse, sino convertir el
IMAGEN: http://www.artistasdelatierra.com/obra/88358-Lo-apolineo-y-lo-dionisiaco.html. “Nietzsche se inclina más por la forma epicúrea de vida, pero tampoco es el epicureísmo en sí mismo deseable. El sufrimiento y ciertos horrores de la vida deben ser evitados, si ello es posible, sobre todo si son estériles. La meditación morbosa de la muerte o el recuerdo constante de nuestra condición sufriente,
“Reconocemos que lo mejor que se puede encontrar en el mundo es un presente indoloro, tranquilo y soportable: si lo alcanzamos, sabemos apreciarlo y nos guardamos mucho de estropearlo con un anhelo incesante de alegrías imaginarias o con angustiadas preocupaciones cara a un futuro siempre incierto que, por mucho que luchemos, no deja de estar
Jul2011 La felicidad No se puede vivir con placer sin vivir con sentido común, honestidad y con justicia, ni vivir con sentido común, con honestidad y con justicia sin vivir con placer. Quien no tiene aquello que nos permite vivir con sentido común, con honestidad y con justicia, no puede vivir con placer. Epicuro, Sobre
El placer es un tiempo –más o menos duradero- que nos brinda el regocijo de los sentidos. A partir de ahí, hemos creado un concepto como la felicidad, que sería un estado permanente de una diversidad de placeres, no solo sensoriales, sino también emocionales e intelectuales cuyo horizonte nos alienta en la vida. Pero, más
Sucumbimos ajados, a la seducción de los placeres fáciles e inmediatos para absorber precipitadamente oxígeno, y seguir viviendo en momentos agónicos. No hay humano que naciera con reservas extras de ese gas vital sin el que nos entregaríamos a la desidia, el decaimiento y a un posible proceso destructivo. Por ello, nadie puede ser juzgado