Hay cierta tristeza impregnada en cuanto toco, en la cotidiana desmedida de cada suceso. Quizás, emane de la ausencia de esas miradas que se encontraron sin paisaje, sin encuadre; solo ojos y gestos faciales que sin decir nada, decían mucho o acaso provocaban la incertidumbre de si las emociones sentidas eran propias o del otro
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IMAGEN: Hom Nguyen https://www.facebook.com/141876642592876/photos/1871266216320568/ Nunca sabemos cuándo sentiremos que se trunca la vida y nos hundiremos en el légamo pegajoso de la desdicha. Un aldabonazo imprevisto, que nos noquea así, es un punto de inflexión del que pueden emerger una diversidad de arterias más o menos sangrantes. En esos momentos es crucial disponer de alguien
Las expectativas se habían truncado por el momento de la peor manera posible: súbitamente y con palabras que ahora resultaban huecas. Su rostro era una determinación singular de la tristeza. Una palidez propia de quien aún no acabar de dar crédito a lo sucedido. La mirada apagada, sin ese brillo que destilaba antes, vacía y
Una balada de otoño es un canto rebosando de melancolía, que despliega notas de nostalgia y pena. Todos poseemos nuestra propia balada; algunos no la sienten, sumergidos en el ruido de su propia angustia; otros se dejan arrostrar por esa melodía desesperada. También los hay que se han reconciliado con su historia y se relajan
La tristeza es un fluido que nos determina, a cada yo y al otro como influjo inherente a ese yo. Es una determinación, entre otras, que nos constituye como humanos y que se despliega en la interacción con todo Otro -aunque el individuo humano no tenga el mismo estatus de otredad que el resto de
La Navidad es una reivindicación reiterada, aunque no queramos enterarnos, de la injusticia que implica que haya pobres, sin techo, que ante una situación muy precaria necesitan de la caridad ajena. No me imagino a un bebé recién nacido, tan solo con pañales, que nazca en un establo descubierto por varios laterales, en medio de
Esos días, que no quieren amanecer, se resguardan timoratos entre nubes grisáceas y plomizas. Miro el cielo, recién levantada, y me siento espejeada en esa masa nubosa que impone resistencia a una luz que carece de intensidad. No atino a vislumbrar si es el mundo quien me aplasta, o estando yo pulveriza encapoto cuanto me
En un arrabal anexo resguardo discretamente la pena, inhumada como si hubiese fenecido a base de ignorarla. Y nadie piense que se apoderó de mí la vergüenza o el pavor de traslucir debilidad ante los fisgoneos ajenos. No, es mi propio temor por sentirme poseída y embadurnada de brea líquida; esa que ennegrece el alma
Las navidades se han convertido en un rito cultural que nos concede vacaciones —descanso no— y libera nuestra impulsión de consumo para expresar a los que queremos eso que nunca les decimos con palabras. Confusión mental porque el amor no se mide por los regalos materiales que haces. A esto todos asentiremos, pero sería conveniente
Bajo la techumbre que lo albergaba y reposando el cuerpo en una tumbona veía pasar lunas y soles; impávido e indolente se asemejaba más a una talla que a un organismo vivo. Su actitud no era arbitraria, sino una estrategia de protección contra ese exterior turbio e imprevisible que tanto le había lacerado. Por eso,









