La Navidad es una reivindicación reiterada, aunque no queramos enterarnos, de la injusticia que implica que haya pobres, sin techo, que ante una situación muy precaria necesitan de la caridad ajena. No me imagino a un bebé recién nacido, tan solo con pañales, que nazca en un establo descubierto por varios laterales, en medio de
Etiqueta: tristeza
Esos días, que no quieren amanecer, se resguardan timoratos entre nubes grisáceas y plomizas. Miro el cielo, recién levantada, y me siento espejeada en esa masa nubosa que impone resistencia a una luz que carece de intensidad. No atino a vislumbrar si es el mundo quien me aplasta, o estando yo pulveriza encapoto cuanto me
En un arrabal anexo resguardo discretamente la pena, inhumada como si hubiese fenecido a base de ignorarla. Y nadie piense que se apoderó de mí la vergüenza o el pavor de traslucir debilidad ante los fisgoneos ajenos. No, es mi propio temor por sentirme poseída y embadurnada de brea líquida; esa que ennegrece el alma
Las navidades se han convertido en un rito cultural que nos concede vacaciones —descanso no— y libera nuestra impulsión de consumo para expresar a los que queremos eso que nunca les decimos con palabras. Confusión mental porque el amor no se mide por los regalos materiales que haces. A esto todos asentiremos, pero sería conveniente
Bajo la techumbre que lo albergaba y reposando el cuerpo en una tumbona veía pasar lunas y soles; impávido e indolente se asemejaba más a una talla que a un organismo vivo. Su actitud no era arbitraria, sino una estrategia de protección contra ese exterior turbio e imprevisible que tanto le había lacerado. Por eso,
En un arrabal anexo resguardo discretamente la pena, inhumada como si hubiese fenecido a base de ignorarla. Y nadie piense que se apoderó de mí la vergüenza o el pavor de traslucir debilidad ante los fisgoneos ajenos. No, es mi propio temor por sentirme poseída y embadurnada de brea líquida; esa que ennegrece el alma
La tristeza es ese sentimiento de dolor infructuoso que o bien nos deja baldados de llanto infinito o nos aboca a una imperturbable anomalía emocional.
Apostados en el preámbulo de un año que no se avecina nuevo –sino repetitivo hasta la saciedad- nos sostiene la resignación de haber asumido que las heridas son cortes raudos de cuchillas afiladas, pero que la profundidad de las llagas requieren tiempos cautos y pausados de cicatrización. Así, deseamos a quien corresponda –y la conciencia
La nostalgia es el tenue consuelo de quien vivió instantes valiosos, y los regresa algo melancólico, pero sabiéndose afortunado por ser nostálgico y no tristeza infinita.