La ingenuidad es un bandazo de aire fresco y oxígeno que los niños nos regalan a los adultos, que tan maleados estamos tras años de existencia. No diré que un niño es bueno por naturaleza a lo rousseauniano y que lo pervierte la sociedad. La ingenuidad es el fluir espontáneo de quien aún tiene mucho
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Veo a la niña clamar con un llanto sordo: Y a mí ¿Quién me cuida? Miro a la adolescente exigiendo exclusividad. Contemplo a la adulta en la que se convirtió masticar la soledad en el vacío y el olvido. Clavada la indiferencia que percibe en un llanto más explícito, hoy. Y su pregunta, su duda,
(Volvemos, tras un tiempo de descanso intermitente, a las publicaciones diarias, o casi. Y a la lectura de vuestros blogs. Gracias!!!) Un aldabonazo que fragmenta el alma en porciones asimétricas difíciles de reconstruir. Un brazo ejecutor con escasa conciencia moral que dilapida la posibilidad de lo común. Regodeándose en los trozos esparcidos por doquier. Arremetiendo
Podemos resentirnos por una diversidad de motivos, aunque el término se use habitualmente para expresar un malestar por un pesar o enojo. Resentir no es más que volver a sentir algo ya sentido, mas parece que el lenguaje nos muestra la tendencia predominante: traemos a nuestro sentir las emociones dolorosas. Este modo de repetición emocional
Las pérdidas son de una fisonomía supinamente elástica; sus manifestaciones eclosionan mediante rasgos dispares y diversos, hasta el punto de que tenemos dificultades para reconocerlos como síntomas o réplicas de una misma y única realidad: esa falta o carencia de lo amado e indispensable. La ausencia de lo extraviado puede horadar el alma, dejando tras
Un reencuentro puede ser una dádiva que mitigue el dolor de rupturas bruscas e incomprensibles, de gestos del otro que no aprehendimos desde perspectiva alguna. También, puede devenir un esfuerzo de benevolencia por obviar parte de lo acontecido, cuando el otro ya no merece, quizás esos reproches que forcejean en nuestro interior, pero que enjuiciamos
La cuestión crucial sobre cómo se gestionan las pérdidas puede resultar un absurdo, si atendemos al hecho de que el hueco vacío, de quien o lo que ya no está, no puede ser más que sufrido. Sugerir que el tiempo desvanece la nada arraigada en nuestro interior es desmerecer la misma pérdida. También podríamos aproximarnos
La afición a la novela negra podría significar, en términos freudianos, la sublimación de nuestras pulsiones, de naturaleza inconsciente, o bien el reencuentro con héroes mediocres que consiguen resolver los casos turbios que se les platean. De cualquier manera constituye una forma de ocio que responde a necesidades nítidamente humanas y que desvelan, a su
Quien da su vida por otros, aparece sinceramente disponible ante las necesidades ajenas, no como un mesías sino, como alguien compasivo y empático que se niega a vivir prescindiendo de las injusticias. Y es que, solo servimos de reparación a otro desde la humilde capacidad de padecer y sentir con él, por eso la com-pasión
Llegamos a la existencia por azar, habiendo podido a causa de nuestra contingencia no existir, sin más –otra combinación genética hubiera prosperado- Pero una vez que nos hallamos inmersos en la lucha, ya no por no morir -que también- sino por vivir con plenitud el tiempo de existencia, tal vez descubramos que haber nacido no




